Aunque suelo caracterizarme por mi buen animo y estar en una búsqueda constante de motivos positivos, hay momentos como este, que sin saber por que, el cerebro me juega en contra y abandona la felicidad, para dar paso a la nostalgia.
Entre las reglas auto impuestas que rigen mi conducta esta: "La felicidad es un estilo de vida por elección, no depende de las circunstancias, si no de lo que hacemos con ellas"
Pero estando lleno de contradicciones o tal vez por mi personalidad analítica, no puedo dejar de cuestionarme, que así como elijo ser feliz, puedo también elegir no serlo.
Entonces, ¿como puede ser posible, que de cabida a la tristeza y la melancolía en mi vida?, ¿Porqué hay momentos que sin razón aparente sintiera que algo faltara?
Es que sin saber por que ocurre esto, solo puedo describirlo como una opresión en el pecho y unas ganas de querer llorar y quedarme dormido sumido en ese mar de lamentos. Mar que luego cuando recobro mi estado habitual no podría compararlo ni con un charco de agua.
Se vuelve un ciclo vicioso, mientras mayor es el malestar, mas lo pienso y a su ves mientras pienso en ello, mayor es el malestar.
La ventaja de esta constante en espiral negativa es que al llegar al punto de quiebre, ese preciso momento en que de manera errada llego a preguntarme mi utilidad en este mundo. (Claro bajo los efectos de semejante cuadro depresivo, no he de pretender una respuesta alentadora)
Una vez allí, luego de preguntarme cual es mi propósito, viene un solo pensamiento: "El día de mi funeral"
Entre tantos eventos importantes, por los que uno puede pasar en este mundo, el día del funeral ha de ser uno de los mas importantes y es el que nos perdemos. Lo considero un día crucial, por que es justo después de haber partido que quienes nos sobreviven se reúnen para dar un veredicto a la forma en la que hemos vivido.
Si pudiese estar allí viendo como sería, supongo que estarían reunidos en la iglesia unos cuantos, pero el motivo de la mayoría es para mi incierto.
Estarían los familiares muy cercanos y quienes le acompañan para darles animo, mas que por mi. Algunos conocidos por cumplir. Pero por que me recordarán, no cuento con hazañas dignas de pasar a la historia, solo las victorias personales. Sin embargo, eso no es impedimento, durante mi vida he llenado mi corazón de héroes y heroínas que sin ser personalidades reconocidas por los periódicos, han dejado una marca imborrable en mi.
Esa eterna duda, que gira entorno al legado que dejo tras mi ausencia, es lo que me hace volver del fondo, ya que es la motivación de poder ser recordado con amor, respeto y de dejar alguna buena lección que le sirva alguien, por la que renuevo el compromiso de elegir ser feliz y compartir esa felicidad con los demás. Así, es como puedo pasar a sonreír pensando en mi funeral, después de una muy larga vida, a pesar de haber iniciado acongojado a escribir.
Como cristiano, creo fervientemente en la vida eterna con Dios, además en una opinión muy particular creo que aquí en la tierra logramos traspasar las barreras de la muerte cuando nuestras vidas inspiran un cambio en la vida de los demás. Es por ello que debemos ser responsables y procurar dar el mejor ejemplo posible, para que las transformaciones que se inicien en nuestro nombre sean de provecho y bendición.
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Que Dios te bendiga