Escasez, inseguridad, inflación y pare de contar cantidad de problemas que hoy nos agobian. Sumarle a eso la pérdida sistemática de valores, producto de 17 años de un esfuerzo constante para incentivar la discordia, envidia y una vida llena de derechos sin deberes.
Que introducción tan desalentadora para un título optimista. Es que haciendo un esfuerzo para ver mas allá de la tormenta, tengo fe que estos tiempos difíciles que vivimos en Venezuela tienen el propósito de fortalecer nos, de acercar nos a Dios y permitir que exploremos nuevas opciones.
Hace unos pocos años dábamos por sentado que conseguiríamos harina, papel higiénico, afeitadoras, champú en cualquier lado, ahora reconocemos que sin el favor de Dios nada de esto tenemos.
Nunca había escuchado que tantos se prepararan para ser vistos con buenos ojos fuera de nuestras fronteras, antes era una remota posibilidad, ahora es la meta.
Entonces, llegado el momento en que se disipen las nubes de lluvia y salga el sol, este bello país habrá aprendido el valor de confiar y depender de Dios; recordara la importancia de la preparación y la constancia; sobre todo seremos mas humanos, porque solo en momentos de dolor es que nos acercamos para darnos apoyo y consuelo los unos a otros.
Ánima te a cambiar, a ser mejor a prepararte constantemente y sal a luchar siendo mejor cada día. Tu, tu familia y tu nación te lo agradecerán. Dios te bendiga.
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