domingo, 10 de julio de 2016

Fronteras Abiertas: La Oportunidad de Escapar


Con no mas que una mochila, llena de lo esencial, pasaporte en mano, y la foto de mis amores, aprovecho "el gran gesto de bondad" que ha tenido el tirano que rige mi país, de abrir el paso peatonal, para escapar a pie.
Hoy le escribo a la historia que ha de contarse en el futuro, con cientos o miles de versiones, en diferentes tiempos y personajes. Soy Uno de Muchos, quien al sentirme sumido en este sentimiento de miseria, con titulo y carrera, pero con la despensa vacía, con una familia hermosa a quien no puedo proveer de techo, calzado, seguridad y que pensar de futuro.

Es por ello que sin importarme la distancia, apenas escuche que el paso peatonal a Colombia estaría abierto por unas horas para comprar comida y medicinas, como un gesto de humanidad del "Toripollo", me decidí a salir de esta tierra de gracia, con la esperanza que estando afuera pueda servir para ayudar a quienes dejo atrás.

Durante la tarde del sábado 9 de julio del 2016, a penas escuche la noticia, entendí que había llegado el momento, contaba con pocas horas para hacer maleta conseguir la mayor cantidad de efectivo, y alistarme para el primer tramo de 9 horas desde el interior a San Cristobal, un viaje que debía hacer en la madrugada si quería estar en suelo vecino antes de las 2.00 p.m. del domingo.

Cuatro interiores, 3 pares de medias, un jean, tres chemis, un short, par de cotizas, zapatos, pantalón y camisa de vestir, media panela gastada de jabón azul, desodorante, cepillo y crema dental, un pañito pequeño, el cargador del celular, pasaporte y una biblia pequeña versión Reina Valera 95. todo esto en un bolso escolar que me ha a acompañado desde la universidad, hace ya unos años.

En mi cartera llevo lo más importante, una foto familiar con mi pequeña de 4 años (una princesa de rulos castaños y una sonrisa que me mata y llena de vida) y "mi negra"; la mujer con quien uní mi vida hace poco mas de 5 años.

No puedo evitar las ganas de llorar mientras empaco, por tener que despedirme de mis amores, pero debo aguantar.

Las 10.00 p.m: un taxi aveo negro, llega a buscarme para ir al terminal de buses, momento en que me quiebro entre un abrazo con mis amores, que espero nunca termine, no se cuando volveré a verles y con el taxi esperando me despido prometiendo les que todo estará bien y pronto estaremos juntos de nuevo, escuchando con la voz quebrada e inocente -Papá, te amo, Dios te bendiga-

Siento un dolor que me invade por completo, que no me deja mirar atrás. El bus sale sin demoras a la media noche, el viaje es largo y por momentos logro dormir.

Desde que salí de mi casa han pasado ya cerca de 12 horas y al fin estoy haciendo fila para salir del país. Cada ves más cerca y más lejos, entre el estar atento al chequeo y el incierto de ir a un país por completo desconocido, con cantidad de dudas en mi cabeza, logro pisar la hermana República al medio día del Domingo.

Es hora de guardarse la nostalgia en el corazón y que sirva de impulso para sacar fuerzas donde no las hay.

Apenas inicia este viaje...

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