jueves, 10 de diciembre de 2015

Malos Pensamientos

Una vez leí que la realidad es un 10% lo que sucede y un 90% como lo percibimos.

De ser cierta esta tesis, tendríamos que asumir la responsabilidad de nuestras realidades, ya que serian nuestros pensamientos, los que estarían influenciando nuestras emociones y acciones.

Y es que en estos días un mal pensamiento cobro la vida de una joven, con la intención de explicarme mejor, me permitiré contarles lo que ocurrió.

Se encontraban haciendo recorridos de rutina en la planta una pareja de compañeros, cuando al llegar a uno de los galpones mas alejados, tanto que solo era visitado cuando se requería hacer un trabajo especial. Él recuerda que debe devolverse, dejando a la joven sola adelantando el quehacer.

Hasta allí todo marchaba con completa normalidad, sin ningún peligro aparente, por lo que ante la situación de dejar a la compañera sola, la advertencia "Cualquier cosa gritas" acompañada en tono jocoso del cliché "Aunque, aquí tus gritos no serán escuchados". Solo sería un mal chiste.

Un chiste tan malo, que fue la bienvenida a la tragedia. Estando ella sola, distante y con el telón de ruidos que caracterizan una fabrica, nadie la podría oír, muchos menos ayudar. Y así fue como al estruendo le tomaría segundos hacerse de la vida de aquella.

Mientras él, se alejaba dejándola sola, y pensando en lo que a ella le pudiera pasar a causa del chiste, se empezó a llenar de emociones malvadas y placenteras, esa cuando nos alegramos por que al adversario la vida no le sonríe.

Justo cuando estaba empezando a disfrutar del camino, con semejantes ideas en la cabeza. Esa voz que llama a la cordura y nos mantiene con pensamientos positivos en la vida, activó las alertas.

Debía hacer algo para ayudarla, pensó en correr hacia donde la había dejado, pero con que fin, ya a esas alturas, el ultimo aliento de la mujer era parte del pasado.

Deseó echar marcha atrás el tiempo solo los minutos necesarios y evitar condenarla con esas palabras, pero si correr no serviría de nada, devolver el tiempo sería imposible.

Ya no era el lúgubre placer, la emoción que le invadía, ahora estaba frustrado por no poder conseguir como ayudarla y mantenerla a salvo. La depresión ya se hacía ver en su mirada y caminar.

Era urgente y necesario conseguir una solución. Fue allí donde la percepción entro en juego. Recordó las palabras, con mayor calma "Cualquier cosa gritas, aunque, aquí tus gritos no serán escuchados"

"Cualquier cosa", pensó. Pero no todos los gritos deben ser por algo que cause terror, acaso, ella no podía gritar de alegría, hacer un escándalo aprovechando que se encuentra sola para poder romper con las formalidades que requiere el sitio de trabajo. Tal vez, recibiría una llamada que le hiciera saltar de dicha y él angustiado. 

Fue así como el saberla feliz, le lleno de alegría para poder continuar con el camino y volver para encontrarla, tranquila, adelantando las labores. Ante lo que sin que ella se enterase de los motivos el exclamo al verla, "¡Todo bien!".

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